Son los pequeños placeres de la vida, los que más satisfacción nos proporcionan. La sensación de bienestar que se experimenta en un paraje teñido de la más amplia variedad cromática y en el cual sólo se escucha el trinar de pequeños pajarillos es genuina, es apaciguadora y por desgracia es cada vez más difícil de experimentar debido al deterioro que sufre el medio ambiente.
Cada día son más los niños que nunca han visto un ave diferente a una paloma, las cuales a su vez cada vez poseen peor reputación, piensan que para ver animales solo deben ir al zoo sin embargo los animales están ahí fuera, sólo hace falta abrir los ojos, los oídos y ya sabes lo que dicen, si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma.
¿Te gustaría gozar de un espectáculo de color y sonido cuando te asomes a la ventana?, si la respuesta es sí, simplemente debes decorar tu jardín de forma que sea atractivo para ti y pequeñas aves.
Para atraer aves a tu jardín basta con cumplir una serie de requisitos.
Para empezar, cuanta más heterogeneidad de la flora presente en nuestro jardín es proporcional a la variedad de aves que lo visitarán. Puesto que cada ave tiene unos hábitos de vida diferente, mostrarán distinta preferencia por herbáceas, plantas arbustivas o árboles. Atendiendo a este punto lo preferible es disponer de las 3 tipologías en la medida de lo posible.
Una vez hemos creado el escenario perfecto, es importante colocar puntos de alimento y agua a disposición de las aves. En cuanto las aves se familiaricen con estos nuevos elementos no dudarán en hacer uso de ellos. Lo ideal es colocar una mezcla de semillas (alpiste, mijo, avena), ya sabes que nunca llueve a gusto de todos… suspendido de la rama de un árbol o sobre un arbusto.
Si dispones de espacio en tu jardín puedes aprovecharlo y colocar una pequeña fuente que además de bebedero también servirá de bañera a nuestros pequeños amigos. Es recomendable cambiar el agua 2-3 veces a la semana para evitar posibles foco de infección.
Una vez cubiertas las necesidades básicas, los pajarillos irán y volverán a nuestro jardín y la primera consecuencia de un animal contento es el cortejo, apareamiento y posterior cría de la prole. Si quieres ser espectador de este fenómeno puedes colocar cajas diseminadas por el jardín, que además de refugio le servirán de “nidito de amor”.
Debes ser consecuente con tus actos y una vez puestas en marcha estas medidas debes continuarlas y nunca dejar de suministrar alimento abruptamente, especialmente en la etapa invernal puesto que nuestra imprudencia podría poner en peligro la vida de nuestros nuevos “compañeros de piso”.
Es crucial que desde pequeños se fomente el amor por la naturaleza, sentimiento presente en el corazón y del cual queremos hacer partícipe.